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Y en 1997 tuve una encefalitis, que es una inflamación en el cerebro, y perdí la memoria. Mi conocimiento de griego se quedó a un nivel de primer año, y los otros idiomas que sabía se evaporaron completamente.

Cuando el Dr. Daniel Wallace comparte lo que le ocurrió, la única respuesta posible es un silencio estupefacto. La pérdida de memoria siempre es algo devastador. La consecuencia dolorosa que trajo esta inflamación fue evidente en la vida de este académico que había dedicado décadas de su vida a crecer en el conocimiento y entendimiento de la Biblia. ¿Qué ocurre con el objetivo de enseñar la verdad cuando tanto conocimiento se evapora de la noche a la mañana? Los que conocen a Dan, no se sorprenderán de que se negó a tirar la toalla. Siguió aprendiendo, enseñando y volviendo a aprender. Dan dice: “Tuve que volver a aprender griego y lo hice usando el libro que yo mismo había publicado el año anterior”.

El aprendizaje y la enseñanza dirigen la vida de cada creyente. Seguimos a un Dios que nos invita a preguntar y dialogar para que nos deleitemos en Él mientras aprendemos. Luego nos envía al mundo para compartir lo que hemos aprendido (como el Dr. Mark Bailey nos explica en este número). No debemos quedarnos quietos y asumir que no tenemos nada más que aprender. Nuestra fe se hace más profunda cuanto más practicamos las disciplinas espirituales. Encontramos respuestas a las preguntas, y también descubrimos más preguntas. El Dr. Wallace nos dice: “Estudiar la Biblia tiene sus riesgos, pero puede con lo que le echemos”.

Cuando Dan usó su libro de texto para volver a aprender griego, no era ni la primera ni la segunda vez que se dedicó a estudiar griego en un curso intensivo. Su deseo de aprender el idioma comenzó como respuesta a preguntas que se hacía cuando era un joven creyente en su adolescencia. Después de un encuentro con el Espíritu Santo en una reunión de avivamiento en Anaheim, California en enero del 1969, Dan tuvo un gran deseo por leer la Biblia y compartir el evangelio con otros, lo cual lo llevó a un encuentro con un hombre de negocios en Costa Mesa. Este hombre vendía a Dan cajas de Biblias para compartir con otros, pero también le dijo algo a Dan que lo llevó a buscar respuestas: “Sabes que Jesús no es Dios, ¿verdad?” Dan aprendería más adelante que esta era una opinión ariana, pero esto fue lo que le llevó a indagar en la Biblia para aprender la verdad. Dan pensó: “Si voy a dar mi vida a Cristo, más me vale asegurarme de que merece la pena”. Y ese semestre, leyó todo el Nuevo Testamento cada semana.

Los líderes cristianos que tenía Dan en aquel tiempo no podían darle una respuesta satisfactoria a la pregunta: “¿Cómo sabemos que Jesús es Dios?” Acabó yendo a la universidad Biola University y lo primero que quiso hacer fue aprender griego. Sabía que buscar la respuesta lo llevaría al texto original. En su primer semestre de griego, Dan aprendió del Dr. Harry Sturz, quien era el jefe de departamento de idiomas en Biola por aquel entonces. Dan dice al respecto: “Era un académico de griego excelente. Hablé mucho con él acerca de mi pregunta: ‘¿Dice la Biblia que Jesús es Dios?’ Y él me dijo: ‘Claro que sí’”. Así que Dan decidió ponerse las pilas y aprender griego para entender mejor. Pero entre su largo camino para llegar al campus en Los Ángeles y su falta de estructura para estudiar, apenas aprobó ese primer año. En su segundo año de griego, con un profesor distinto, siguió empeorando y su profesor le aconsejó que no siguiera tomando clases de griego. En ese momento Dan se enfrentó a una crisis. De rodillas en su habitación se arrepintió de cómo su falta de dedicación a los estudios había deshonrado el nombre del Señor. Pensó: “Si hubiera sido estudiante en una universidad secular, ¿qué habría pensado mi profesor sobre los cristianos? Estar en un campus cristiano no significa que está bien hacer un trabajo mediocre”. En ese momento, se comprometió a ser un mejor estudiante y sacó la nota más alta de la clase en los dos semestres de su segundo año de griego. Su deseo de aprender lo motivó a asistir como oyente a otras clases, una de ellas era una clase Sturz que consistía en un curso de un año sobre crítica textual, el estudio de variantes y versiones distintas de los manuscritos. Este tema siguió resonando en los años académicos de Dan.

En su tiempo en Biola, Dan también sirvió como director de jóvenes en una iglesia cuyo pastor era Joe Aldrich (uno de los presidentes de Mulnomah School of the Bible). Joe amaba lo que Dan hacía con los niños de la iglesia y animó a Dan a seguir sus estudios en el Seminario Teológico de Dallas. En el tiempo que pasó en Biola y DTS, Dan sabía que necesitaba más apoyo en la base de griego, especialmente las miles de formas que no había dominado aún. Se comprometió a estudiar griego cuarenta horas a la semana para prepararse para el examen de acceso al seminario. Este estudio intenso fue la segunda vez que aprendió griego. Sacó un sobresaliente en el examen y se registró en griego de segundo año. Su deseo de aprender lo llevó por todas las clases de griego, hebreo y estudios bíblicos que había disponibles. Después de terminar su ThM (Maestría en teología) en 1979, el Dr. Harold Hoener lo invitó a quedarse en DTS y enseñar. Ese fue el año que Dan empezó a trabajar en el libro de texto de 860 páginas que acabó titulando Greek Grammar Beyond the Basics (Gramática griega más allá de lo básico) que publicó en 1996 y que tendría una conexión inesperada con su aprendizaje.

Aunque Dan tenía una pasión por la crítica textual y los manuscritos antiguos en la universidad y en el seminario, no tenía gran acceso a manuscritos de verdad. Lo que había disponible en los años 70 era una copia del Códice Sinaítico, un manuscrito del siglo IV de la Biblia en griego que contiene la copia completa más antigua del Nuevo Testamento. En la biblioteca, Dan escudriñó esta copia lo cual creó su interés en los manuscritos. Más adelante, cuando estaba enseñando en DTS en 1987, tomó una clase de doctorado para ver un papiro de Romanos 1 del año 600 d.C. en una colección de la universidad Southern Methodist University. Dan aprendió el protocolo correcto junto con sus estudiantes: las manos deben estar limpias, no se debe tocar la tinta del manuscrito, no se puede usar lápiz, o masticar chicle o comer cerca del manuscrito.

Además, en 1987 Dan vio la colección del Dr. Charles Ryrie por primera vez, quien era decano jubilado de estudios doctorales en DTS. Ryrie tenía una biblioteca de fuentes originales, incluso tres manuscritos en griego del Nuevo Testamento. Dan recuerda: “Sacaba cosas increíbles cada vez que iba a visitarlo”. Dan vio el valor de interactuar con manuscritos, pero los manuscritos de griego estaban repartidos por todo el mundo. ¿Cómo podría un estudiante llegar a tener acceso a ellos sin los grandes gastos de viaje?

En 1995 Dan hizo su primer viaje. Pasó un tiempo con más de tres docenas de manuscritos griegos del Nuevo Testamento en la biblioteca de la universidad de Cambridge, lo cual afirmó que aprender de los manuscritos reales tiene un valor incalculable para los estudiantes de crítica textual. Su compañero de DTS, el Dr. Hall Harris lo animó a encontrar alguna forma de llevar los manuscritos a los estudiantes de DTS. El Dr. Harris dijo: “Tendrás que empezar algo tú”. Pero estos planes se vieron interrumpidos por retos personales.

Dan enseñó en el seminario en los años 80 y completó su doctorado en DTS en el año 1995. En ese tiempo se enfrentó a una tendencia demasiado intensa en su pasión por aprender y enseñar. Pronto se ganó la reputación de ser uno de los profesores más exigentes del seminario, pero también se ponía esa presión a sí mismo, empujándose tanto estudiando, enseñando, escribiendo libros, que se perdió momentos muy importantes con su familia. Darse cuenta de eso fue la preparación de Dios para la crisis que su familia tendría que pasar, incluyendo la emergencia médica de Dan en 1997.

Dan nos habla de los días antes de la encefalitis y su colapso: “Estaba trabajando demasiado. Estaba enseñando, estaba a cargo de la conferencia regional de la Sociedad Teológica Evangélica, y también me comprometía a hacer muchas tareas de última hora”. La encefalitis lo debilitó. Dan pasó casi un año en una silla de ruedas y pasó mucho tiempo en cinco hospitales y la clínica Mayo Clinic. No podía centrarse en sus estudios más de cinco minutos al día. Pasaron varios meses en que dormía veintidós horas al día. Perdió la memoria de cosas básicas: “Olvidé el nombre de mi esposa, incluso olvidé mi propio nombre un par de veces”. Su conocimiento de francés, alemán y latín desapareció y su nivel de hebreo y griego bajó a un nivel de principiante.

Cuando pudo volver a estudiar, Dan decidió que era hora de aprender griego por tercera vez, ¡y esta vez usando su propio libro de texto! “Todavía estoy en el proceso de volver a aprenderlo todo, hay algunos vacíos aún”. Dan sigue enseñando griego en DTS y participa en la comunidad académica a nivel internacional.

Unos años después de su recuperación descubrió que la tecnología se había puesto al día con su visión de llevar manuscritos griegos del Nuevo Testamento a los estudiantes y eruditos. Los avances digitales de reconocimiento de imagen y texto abrieron una puerta de posibilidades: digitalizar todos los manuscritos existentes en imágenes de alta resolución y ponerlas a disposición de todos por internet. El concepto dio lugar a oportunidades sin precedentes para hacer estudios comparativos de todos los manuscritos. En 2002, con las cámaras digitales (de 5 megapíxeles), Dan abrió el centro de estudio de manuscritos del Nuevo Testamento (CSNTM por sus siglas en inglés). Su primer gran proyecto fue un viaje de ocho días al monasterio de Santa Catalina a los pies del monte Sinaí en Egipto. Allí, Dan descubrió dos manuscritos que el monasterio no se había dado cuenta que tenía, los cuales estaban escondidos dentro de otros manuscritos.

“Un quince porciento de los manuscritos que fotografiamos son manuscritos que hemos descubierto. Vamos con la intención de digitalizar algo y descubrimos que hay más”. En ocasiones se han hecho descubrimientos cuando el equipo descubre una guarda o tiras de refuerzo entre páginas, lo cual indica que hay otro manuscrito dentro. El equipo también puede descubrir un palimpsesto, pruebas de un escrito más antiguo que se ha borrado y se ha escrito por encima. Un setenta porciento de los manuscritos descubiertos en las expediciones de CSNTM aparecen en el catálogo actual que todos los académicos usan para conocer más detalles acerca de los manuscritos griegos del Nuevo Testamento.

Los avances tecnológicos permiten que CSNTM haga un trabajo cada vez más preciso. Ahora el equipo usa cámara de 150 megapíxeles, lo cual hace que cada imagen pese un 1gb. Estas imágenes tienen una calidad 100 veces mayor que el microfilm, lo cual era la única forma de hacer accesible estos manuscritos anteriormente. Recientemente, CSNTM ha empezado a usar imagen multiespectral (MS por sus siglas en inglés), lo cual hace fotografías de los manuscritos con espectros de luz, revelando así texto que antes era invisible. Es costoso y requiere mucho trabajo, pero este sistema permitirá identificar el texto de más palimpsestos, códices que han sido dañados por el agua y otros pequeños detalles de los manuscritos. El centro hace copias de seguridad de las imágenes de los manuscritos en tres formatos diferentes y en tres lugares para asegurar que están seguros. La página web de CSNTM permite que los visitantes vean imágenes que los equipos del centro han creado en los últimos 20 años. Son gratuitos para todo el mundo en todo momento.

Este acceso a imágenes de tanta calidad es testigo de la visión de Dan de aprender y enseñar. Su propio entusiasmo por profundizar en las fuentes originales lo llevó al estudio de los manuscritos. Pero más allá de su propio proceso de aprendizaje, siempre ha querido compartir lo que ha aprendido con otros. Dan dice: “CSNTM ha creado una generación de críticos textuales. Al menos una cuarta parte de los críticos textuales que han recibido su doctorado en los últimos diez años han pasado por CSNTM, como estudiantes de DTS, como becarios, o fotografiando manuscritos para el centro”. En mayo del 2022, el centro recibió a 75 críticos textuales en una gran conferencia. Gracias a los recursos de CSNTM todos los estudiantes de la Biblia pueden usar fuentes originales de forma mucho más cercana.

Dan, al reflexionar en sus estudios, su carrera como docente, sus estudios académicos, su crisis médica y veinte años en el centro de estudio de manuscritos del Nuevo Testamento, puede ver las formas en que Dios ha creado algo grande de todo esto. “Mi estudio de idiomas nunca ha sido un simple ejercicio académico. Más de cinco décadas luchando con el Nuevo Testamento en griego ha sido una alabanza. Es una disciplina espiritual al igual que una disciplina intelectual”.


About the Contributors

Neil R. Coulter

Neil R. Coulter

Neil R. Coulter completed degrees in music performance and ethnomusicology from Wheaton College and Kent State University. He and his family lived in Papua New Guinea for twelve years, where Neil served as an ethnomusicology and arts consultant for Wycliffe Bible Translators. In 2015, he helped design and launch the PhD in World Arts at Dallas International University. He teaches doctoral courses in theory and ethnography at DIU’s Center for Excellence in World Arts. At DTS, he teaches about art, literature, film, and theology, and he is senior writer and editor of DTS Magazine. Neil is married to Joyce, and they have three sons.